ESTRASBURGO

 

Esta semana estamos, otra vez, en Estrasburgo. Este pleno esta siendo especialmente movido porque se produce justo en el ecuador de la legislatura y estamos renovando las presidencias del propio parlamento, de las comisiones y de otros cargos de responsabilidad en lo que sería nuestra “mesa del parlamento” y aunque los acuerdos que van a regular los cambios están cerrados desde el comienzo de la legislatura siempre pueden producirse sorpresas de última hora.

 

Ayer elegimos nuevo presidente, el que hasta ahora ha sido jefe de filas del grupo de los socialistas en el Parlamento europeo, el alemán Martin Schulz. Sustituye al conservador polaco Jerzy Buzek que ha concluido sus dos años y medio. No lo ha tenido fácil porque le ha tocado pilotar la recomposición del mapa institucional europeo tras la aprobación del tratado de Lisboa. Esta norma refuerza objetivamente el papel de la eurocámara que ha pasado de tener un papel meramente consultivo en muchas materias a codecidir. Pero esa nueva posición no ha sido pacíficamente aceptada por los gobiernos de los estados miembros, que estaban acostumbrados a decidir en otras condiciones de poder y transparencia. Convertir esta institución en un verdadero legislativo europeo le va a venir bien al continente. Para eso hay que seguir impulsando reformas y, especialmente, hay que insistir en el cambio de cultura institucional. Y eso le va a tocar hacer a Martin Schulz .

 

Su discurso de toma de posición fue institucional y me alegré mucho al comprobar que ha sido capaz de superar una verdadera metamorfósis. Del parlamentario a veces bronco que ha sido, al presidente que anuncia que será coherente con su nuevo papel de garante de los derechos de todos, guardián de los valores que han animado la construcción europea, creyente en la apertura y proximidad que debe caracterizar la relación entre parlamento y ciudadanía e impulsor de la consolidación del estatus que el tratado prevé para la eurocámara. Ojalá dure. Mañana en todo caso vamos a tener una prueba de fuego porque recibimos en el pleno al presidente hungaro Viktor Orban a cuyo país la Comisión acaba de abrir un expediente sancionador por las reformas que está promoviendo en la constitución de aquel país. La verdad es que de consolidarse convertirán Hungría en un país distinto, más autoritario, con una menos nítida separación de poderes y con interferencias muy claras entre el gobierno y algunos organismos reguladores que no auguran nada bueno para las libertades en aquel país. De hecho creo que en esas condiciones Hungría no hubiese ingresado en la Unión europea.

 

Recuerdo que el año pasado, más o menos por estas fechas, Viktor Orban presentó en Estrasburgo el programa del semestre de presidencia húngara y fue vapuleado por casi todos los intervinientes. Especialmente duro fue el actual presidente de la eurocámara, entonces jefe de su grupo parlamentario. Mañana, desde su nueva posición, tendrá que recibir a Orban, acompañarlo por la casa hasta el pleno y seguro, morderse las uñas, cuando le escuche dar explicaciones sobre su reforma constitucional. Veremos como arbitra la situación.

 

Por nuestra parte, además de desear que acierte y ayudarle en lo que podamos, vamos a comprobar pronto si es cierto que el nuevo presidente tiene una actitud más abierta y comprensiva con las lenguas minorizadas que su antecesor. La próxima semana le mandare una propuesta para que se anime a permitir que podamos intervenir en euskera en la eurocámara, una petición que va acompañada de un planteamiento sobre cómo hacerlo posible. Buzek nos dijo que nones y se escudó en que siquiera en el senado español se permite el uso de la lengua vasca en los debates. Ahora las cosas han cambiado y la persona también. Ya os contaré qué da de si este intento.

 

No se si os he contado alguna vez cómo es la vida de un parlamentario durante el pleno de Estrasburgo. Hoy me animo a hacerlo por lo que os explicaré al final de esta crónica.

Quizá estas semanas de pleno sean las más duras de cada mes. La agenda se llena de reuniones además de los asuntos que hay que atender en la sesión plenaria y raro es el día que no completas una jornada de catorce horas. Normalmente empezamos a las ocho de la mañana y es difícil salir de aquí antes de las 10 de la noche.

 

Por eso aquí se alteran radicalmente las rutinas que ya me voy haciendo en Bruselas. Allí alquilé un apartamento que se ha convertido en un aceptable sucedáneo de hogar. Tengo mis cosas, mis rincones y al menos cenar, ceno muchos días en mi casa y a veces hasta paseo un poco por la ciudad, porque trato de ir andando a trabajar. He superado la frialdad que se crea cuando vives en un hotel.

 

Aquí, en Estrasburgo, no hay nada de eso. Duermo en un hotel del que salgo muy pronto y al que regreso muy tarde. Es complejo comer o cenar a las mismas horas cada día, porque no eres dueño de tu agenda y algunas veces los debates en los que debes intervenir se producen a horas realmente intempestivas. Hay una sesión al mes y muchos temas que tramitar por lo que los ordenes del día son intensos. Además cada día hay votaciones sobre los debates de la jornada anterior. Hay que seguir las votaciones con los cinco sentidos porque como no conozcas la lengua en que habla el presidente no es fácil seguir el desarrollo de cada tema mediante la traducción. Por muy simultanea que intente ser siempre se produce un breve decalaje entre locución y voto que te obliga a estar muy atenta para no cometer errores. Yo alguno ya he tenido y me he visto obligada a aclarar luego por escrito lo ocurrido en la explicación de voto.

 

Hoy, como siempre se me hace tarde en esta oficina desde la que veo una de las entradas al Parlamento. No deja nunca de sorprenderme el trasiego incesante de gente que va y viene. Los cristales son oscuros por lo que mido y pronostico el tiempo que me encontraré en la calle, cuando salga, por la vestimenta y los ademanes de quienes entran y salen. Hoy ese indicador me transmite, inequívocamente, que hace bastante frío.

 

La ciudad es preciosa aún de noche, cuando puedo pisar algo el centro. Mi paraje favorito es la plaza de la catedral, en concreto la entrada a la misma que aparece en la primera escena de la nueva película de Sherlock Holmes. (He visto el trailer) Es especialmente encantadora en Navidad cuando comerciantes e instituciones se vuelcan en crear un ambiente entre tierno y entrañable al que normalmente acompaña una climatología propia de la época: frío y nieve. Este año ha sido la excepción. Sin embargo las horas a las que me encuentro con sus calles, ya libres de bullicio, le otorgan un punto de desolación.

 

Si pensamos con una mentalidad de tan solo diez años atrás deberíamos añadir a este cuadro los1.400 kilómetros que separan esta ciudad de Bermeo. Como veis son todos ingredientes básicos de la melancolía. Pero Internet ha roto las barreras del espacio y del tiempo y nada mejor para combatir estos espectros que oír tranquilamente en el ordenador un informativo radiofónico que se está emitiendo en Euskadi o localizarlo en la red horas después de haberse emitido.

 

Hoy he recibido desde Euskadi un correo electrónico de uno de mis colaboradores, que está estos días por allí, con un enlace a dos clips de radio. El tema del mensaje era: “sin comentarios”. En la primera grabación he podido escuchar a José Antonio Pastor tratando de acusar al PNV de xenófobo porque nuestro presidente Iñigo Urkullu dijo el domingo pasado que Euskadi necesita un gobierno vasco de verdad, algo que comparto al 100%. Pastor utilizando un truco tan viejo que nadie debería haber comprado pretendía que nuestro recién elegido presidente considera que los miembros de este gabinete no son vascos y trataba de resucitar,sin fundamento alguno el mito de las dos comunidades que, para su propia vergüenza, ha tratado de ser explotado electoralmente sin ningún disimulo por su propio partido. Hoy de hecho, Juan Ignacio Pérez Iglesias, ex rector de la UPV recordaba que él es de Salamanca y que en esa condición de salmantino recibió hace años una carta firmada por Txiki Benegas en la que le recordaba su origen “foraneo” y le animaba a votar al PSOE porque defiende a los de fuera (al parecer porque no los considera vascos de verdad)

 

El problema de Pastor, como se ha encargado de recordarle Iñigo, en otro clip que he escuchado es que saben dónde está su talón de Aquiles, que comienza en algo tan simple como no controlar las más elementales normas de la sintaxis castellana y concluye con la catástrofe de gestión que caracteriza al actual gobierno vasco. La cita que han tratado de aprovechar para montar una polémica tan absurda como significativa rezaba textualmente: “Necesitamos un gobierno vasco de verdad” algo bien diferente que “necesitamos un gobierno, vasco de verdad”…Pero claro, enzarzarse en esa polémica es menos comprometido que asumir el hecho de que perdieron las elecciones que les han llevado a Ajuria Enea porque la ciudadanía apoyó el modelo PNV. Nuestra forma de hacer se ha demostrado mucho más solvente y útil para resolver los problemas de la gente que su concatenada colección de eslogans y su desmedida afición por gastar sin orden, ni prioridades, pese a que aquí si hay Concierto muy a pesar de algunos ilustres dirigentes del partido de José Antonio Pastor.

 

En fin que por algo me ataca hoy a mi la melancolía. Así que mejor vamos a dejarlo en esta crónica intimista. Más amable que dar rienda suelta a todo lo que podría decir sobre un incidente como este.

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Comentarios (2)

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  1. Fans-a. dice:

    http://www.nytimes.com/video/travel/100000003269152/36-hours-in-strasbourg.html?playlistId=1194811622182

    Hau beste garai batekoa bada ere, polita iruditu izan zait hemen erakusteko.
    New York Times-ek 36 ordu Strasbourg-en, zer jan, zer ikus, atera…
    ondo izan eta eskerrik asko!

  2. Fans-a. dice:

    Nestled along France’s border with Germany, Strasbourg has a Franco-Teutonic core of canals and cobbled lanes where visitors can sample Alsatian cuisine and find innovative bars, shops and art.
    Alemaniarekin Frantziako mugan|ertzean zehar inguratuta, Strasbourgek kanalen mami Franko-teutoniko bat du non bisitariek sukaldaritza alsaziarra proba dezaketen eta barra|taberna berritzaileak, dendak eta artea aurkitu etabide zolatuak.
    Situé le long de la frontière de la France avec l’Allemagne, Strasbourg possède un noyau franco-germanique de canaux et de ruelles pavées où les visiteurs peuvent déguster la cuisine alsacienne et trouver des bars, des boutiques innovantes et de l’art.
    Ubicado a lo largo de la frontera de Francia con Alemania, Estrasburgo tiene un núcleo franco-teutónica de canales y callejuelas empedradas donde los visitantes pueden degustar la cocina alsaciana y encontrar bares innovadores, tiendas y arte.

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