RESPETO Y RECONOCIMIENTO MUTUO, CLAVES PARA UNA PAZ DURADERA EN ORIENTE PROXIMO

| 18 octubre 2023 | Responder

La tragedia generada por el bombardeo del hospital Al Hali en la capital de Gaza que añadió ayer más dolor, sufrimiento y muerte al conflicto reavivado el pasado siete de octubre en oriente próximo tras el execrable atentado cometido por Hamas ha marcado esta mañana los trabajos del Parlamento Europeo. El abismo al que nos asomamos se debatió tanto en el punto del orden del día dedicado de manera específica a este asunto como otro centrado en cómo mejorar la posición de Europa en el marco de la actual geopolítica.

En este segundo tema, como no podía ser de otro modo se han incluido numerosas referencias a la crisis en la franja de Gaza, pues su objetivo era analizar el mejor camino para seguir avanzando en la presencia de la Unión como actor relevante en un mundo en el que otros espacios y concepciones ganan espacio e influencia. Se gana terreno cuando se interviene con una sola voz. Se pierde cuando la descoordinación, las posiciones particulares acaban sembrando la duda sobre cuáles son los objetivos compartidos y quien está al frente de los procesos necesarios para liderarlos.

Esta semana, en ese aspecto ha sido realmente negra. El viaje de la Presidenta Von der Leyen a Israel, acompañada por la Presidenta Metsola para expresar la merecida y necesaria solidaridad con Israel olvidó transmitir también la idea de que la respuesta una democracia ofrece a la barbarie no puede salirse de las normas que marca el derecho internacional. A eso se añadieron las muy desafortunadas declaraciones del comisario de Ampliación, Oliver Varhelyi, anunciando la suspensión de la ayuda humanitaria. Mientras en los estados miembros algunos pescadores en río revuelto aprovechaban la situación para, desde los extremos, acusar al adversario político de complicidad con actos injustificables de terrorismo o vulneraciones igualmente inadmisibles de la legislación internacional.

A esta espiral le dan vueltas además todos los agentes que, fundamentalmente en las redes sociales, ponen sobre la mesa imágenes tremendas de matanzas, de atentados injustificables contra la vida y la dignidad de las personas. Esta exhibición, lejos de querer subrayar que el sufrimiento que produce la muerte y la destrucción nunca merece la pena se sirve envuelto en el nada sibilino llamamiento a la venganza. Como si la dimensión de las atrocidades que uno sufre justificase las que se cometen para responder. Un mecanismo que conocemos bien quienes hemos vivido en una sociedad en la que el fanatismo que animó el terrorismo de ETA se empeñaba en deshumanizar al otro con recursos muy parecidos. Y cuando algunos servidores públicos, animados por ese relato cayeron en la tentación de organizar una banda terrorista de respuesta financiada desde el estado. Ya vimos que el resultado de esa dinámica fue catastrófico.

Por eso hoy me he empeñado en mi intervención en no echar más leña al fuego y tratar de incidir precisamente en esta idea para que sean los valores y no los intereses los que guíen la actuación de la UE en esta crisis. Por eso he insistido en que la implicación de la Unión Europea para des escalar la crisis que los execrables atentados de Hamas el pasado siete de octubre han desencadenado en oriente próximo se base en los valores que ayudaron a construirla. Frente a la barbarie nos une la convicción de que la crueldad, la inhumanidad y la ignominia de otros ni justifica ni disculpa la propia. Apoyar estos principios significa ante una espiral de violencia como la que los extremos alientan insistir en la solución de dos estados, porque se basa en el mutuo respeto y reconocimiento que es el germen de la paz.

Para algunos, desgraciadamente, defender esta posición es se complaciente con el terrorismo cuando muy pocas intervenciones en esta mañana no han comenzado con una condena rotunda y radical de los atentados cometidos por Hamas el pasado siete de octubre. Pero para que esa denuncia sea legítima hay que reconocer con la misma claridad que el bloqueo de suministros básicos que se ha practicado contra la población de la franja de gaza es, claramente, una vulneración del derecho internacional humanitario.

Creo que la demostración de que la aplicación de los valores europeos a solventar crisis es una buena idea, nos la da la historia de la Unión en los últimos cuatro años. A este método se deben los avances en la posición global de la Unión propiciados por una respuesta convincente y coherente ante las grandes crisis que han marcado esta legislatura europea. Hay que seguir así, profundizar en una acción exterior común y mejorar nuestra acción en África o América Latina. Hemos sido referencia mundial en la pandemia, prestigiando nuestra ciencia y nuestro modelo social, logrando una vacuna y alentando una distribución ejemplar. Poniendo en marcha un plan de recuperación transformador que debe llevarnos al top mundial en materia de sostenibilidad. La respuesta a la invasión de Ucrania ha completado este círculo virtuoso certificando que somos la región del mundo que mejor encarna el respeto a los valores y derechos fundamentales.

Ante la nueva crisis que se abre en oriente próximo hay que actuar, actuar de nuevo respetando valores humanos y derechos fundamentales porque es la clave para aportar paz y soluciones a la crisis desatada por el execrable acto terrorista de Hamas el pasado 7 de octubre. Frente a la barbarie nos une la convicción de que la crueldad, la inhumanidad y la ignominia de otros ni justifica, ni disculpa la propia. Esa base alumbró la Unión Europea y señala las claves de lo que podemos hacer para des escalar este drama.

Son acciones coherentes con este principio condenar el terrorismo de Hamas, desenmascarar a sus cómplices y sus intereses, que no son otros que impedir la convivencia árabe israelí. También apoyar el derecho de Israel a defenderse y exigir y controlar que esa respuesta respete el derecho internacional humanitario que protege a los civiles en zonas de conflicto. Por eso hay que reconocer que atacar a la población civil, privarla de los suministros esenciales o bloquear la ayuda humanitaria es, sin duda, una violación de la legislación internacional.

Así apoyando unidos principios y valores se construye una verdadera Europa geopolítica. La que ante una espiral de violencia como la que los extremos alientan insiste en la solución de dos estados, porque se basa en el mutuo respeto y reconocimiento que es el germen de la paz.

 

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