HAY QUE ARMONIZAR LA PROTECCION DE LOS LOBOS CON LA QUE MERECE LA GANADERIA EXTENSIVA
El Parlamento Europeo ha dedicado hoy un debate a los ataques cada vez más frecuentes que sufren los rebaños de ganado que se cría en régimen extensivo por parte de manadas de grandes carnívoros, especialmente lobos. El número de individuos de esta especie y su espacio de actuación ha crecido de manera significativa en los últimos años. Mejorar el censo real de lobos que hay en Europa y los registros estadísticos sobre su impacto, incluidos los ataques que protagonizan, sistematizará las quejas que en este momento suscriben los afectados. Solo en el estado español se cifran en 15.000 los ataques que protagonizan anualmente estos animales.
En todo caso el ejecutivo comunitario certifica que los lobos han regresado a espacios que no ocupaban hace muchos años lo que obliga a revisar las normas que rigen su convivencia con la de otras actividades desplegadas sobre el mismo territorio. La propia presidenta Von der Leyen animó a entablar un debate al respecto porque la alarma crece en todo el continente.
En el estado español el lobo ibérico fue añadido a la lista de especies silvestres en régimen de especial protección en septiembre de 2021 lo que implica la estricta prohibición de regular su población cinegéticamente. En Euskadi, a consecuencia de la proliferación de individuos y manadas al norte del río Duero el número de ataques es igualmente creciente, especialmente en zonas limítrofes con las comunidades de Cantabria y Castilla y León.
Hoy tenía previsto intervenir en este debate, pero se han alargado las votaciones, se ha recortado el tiempo disponible y no he podido hacerlo. Pero no quería dejar pasar este tema sin manifestar mi completo acuerdo con la necesidad de revisar el estatus de protección que las legislaciones estatales y comunitaria ofrecen a especies de grandes carnívoros, para armonizarla con la que merece la ganadería extensiva. Porque son las producciones ganaderas más sostenibles las que están amenazadas por el crecimiento de la población de lobos. Por eso los pastores y sus producciones merecen que se les considere y trate al menos la misma empatía que la que sienten por los lobos algunas organizaciones ajenas a estas realidades.
Los ganaderos de la Unión que justamente se quejan de los ataques que diezman sus rebaños, no son enemigos del medio natural. Viven en él y de él. Los lobos no atacan las explotaciones intensivas en las que el ganado permanece en establos. Se ceban en la ganadería extensiva. En ganado que contribuye a mantener limpios nuestros montes. Animales de los que obtenemos productos de alta calidad.
Como ejemplo del impacto que este problema tiene sobre producciones concretas y modos de producción extensivos estos ataques a rebaños que pastan en el monte amenazan en Euskadi, por ejemplo, hasta la continuidad de razas de ganado como la oveja Latxa, que son la base de denominaciones de origen protegidas por la Unión como el queso de Idiazabal”.
Por esa razón considero que proteger y mantener nuestras producciones ganaderas más sostenibles obliga a revisar algunas normas de protección de grandes especies de carnívoros. Porque su actual estatus amenaza, por ejemplo, los “pastos de montaña” protegidos en la directiva de hábitats.
En contraposición a la imagen que se proyecta de las víctimas directas de los ataques del lobo hay que subrayar que los pastores cuidan y quieren a sus animales. Cumplen exigentes estándares para producir y vender el fruto de su trabajo. Aportan calidad a la marca “Europa”. El pastoreo es una de las bases de nuestra historia como especie. Por eso abrir este debate es imprescindible y tomar medidas inmediatas en algunos casos, también.
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