MEJORES ETIQUETAS FRENTE AL PESCADO «FAKE» E IDENTIDAD PROPIA PARA LOS PRODUCTOS A BASE DE ALGAS
El Parlamento Europeo ha tramitado hoy una pregunta dirigida a la Comisión Europea sobre el plan que prepara Bruselas para fomentar el cultivo y aprovechamiento de esta producción vegetal marina que la ONU identifica como una de las oportunidades para resolver la crisis alimentaria mundial y regenerar los mares. La iniciativa ha dado pie a la redacción de una resolución, presentada por el grupo Renew Europe que plantea varias medidas para fomentar la investigación y desarrollo de esta incipiente industria y destaca su versatilidad y aportación al medio ambiente. Una política adecuada en el sector puede además revertir y corregir errores cometidos en el pasado y sobre suelo firme para producir alimentos.
Este es un sector con enorme potencial y que en pocos años puede tener un peso importante en nuestros menús. Por si al pescado de verdad no le estuviesen saliendo suficientes competidores “fake” productos a base de plantas u otros nutrientes que se presentan con nombres o bajo imágenes engañosas. hay que prevenir que con los derivados de las algas no pase lo mismo. Por eso, además de centrarme en el potencial del nuevo sector, alabar el plan de la comisión para potenciarlo y señalar algunas medidas para ello, he querido incidir en este asunto del etiquetado del pescado “fake”
En concreto he aprovechado el debate para proponer reforzar y mejorar la normativa que regula el etiquetado de los productos del mar para proteger estas producciones frente a las que, con base vegetal, se presentan ante los consumidores con imágenes o nomenclatura que las asocian con pescado. Igualmente he apostado por no repetir el error en el incipiente pero prometedor mercado de los productos elaborados a base de algas. La clave, un branding propio basado en las propias fortalezas, “productos sostenibles, sabrosos, nutritivos, sanos, naturales. Pero otros. Nuevos, diferentes. Algas. Salud para ti y para el planeta”.
Durante el debate he podido destacar las múltiples aplicaciones de un producto que regenera el medio marino, e incrementa nuestras capacidades para secuestrar y neutralizar emisiones de carbono por lo que merece un plan específico con su correspondiente despliegue financiero. Investigación, innovación y apoyo al emprendimiento tienen que impulsar lo que hoy ya sabemos. Pero además desarrollar alternativas y productos para atender la creciente demanda mundial de alimentos en general y proteínas en particular.
Para estimular el desarrollo de este sector emergente hace falta más difusión y campañas de concienciación para generar el interés que cataliza la vocación, la captación de talento para el nuevo sector e impulsar el conocimiento. Porque esta actividad es una clave para la diversificación de la renta en las zonas costeras, que complemente la que procede de la pesca. Pero además puede ser clave también para nuestras políticas de cooperación al desarrollo ofreciendo oportunidades, esperanza y alternativa a quienes, por no tenerla hoy, arriesgan la vida en peligrosos procesos migratorios. Promover este tipo de cultivos, obtener éxito, integrarse en la transformación parece más fácil desde el mar, en territorios de hambruna, que tratando de impulsar, por el momento, actividades en una tierra que padece sequías y hambruna y se va desertificando.
Pero la proliferación de productos que además de abastecer a sectores como la medicina o la cosmética están llamados a jugar un destacado papel en la alimentación del futuro es ya una gran oportunidad para mejorar nuestras normas sobre etiquetado que no protege hoy adecuadamente el pescado frente a producciones que se hacen pasar por tal. Pese a la respuesta a la pregunta que habéis podido leer en los enlaces anteriores, la experiencia demuestra que la legislación vigente no basta para conseguirlo. Y los productos hechos con algas no pueden seguir ese camino”.
Citando un estudio de las Naciones Unidas titulado “la revolución de las algas, manifiesto por un futuro sostenible”, que las identifica como una gran esperanza para resetear el planeta he apostado por mejorar nuestras normas sobre etiquetado, para impedir que las algas se presenten como pescado. Pero para evitarlo creo que desde hoy hay que ir mucho más allá. El branding de las algas tiene que ser alternativo, construirse desde el principio desde sus fortalezas. Productos sostenibles, sabrosos, nutritivos, sanos, naturales, pero otros, nuevos, diferentes. Salud para ti y para el planeta.
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