PEDIMOS A SINKEVICIUS QUE ESCUCHE MÁS, ORILLE LOS PREJUICIOS Y RETIRE SU DECISION CONTRA LA PESCA DE FONDO
El Parlamento Europeo ha albergado esta mañana un debate sobre la controvertida decisión de la Comisión Europea de vedar el acceso a 81 zonas de pesca ubicadas en el Atlántico a más de un centenar de barcos que faenaban en esas zonas. Los afectados consideran que la decisión no se basa en los últimos datos científicos disponibles, no ha medido el impacto socio económico sobre el sector, no discrimina entre las distintas artes de fondo (palangre, enmalle o arrastre) y es sumamente imprecisa en la delimitación de las zonas vedadas.
La propia Comisión ha tenido que aclarar en las últimas semanas el alcance de su decisión al detectarse diferencias entre el calado real de las zonas acotadas y las profundidades (más de 400 metros) en las que se aplica la medida. Finalmente, los profesionales del mar se quejan de una muy deficiente interlocución con los afectados antes de tomar la decisión.
Los profesionales afectados temen la inseguridad jurídica que emana de la decisión, pues siguen sin estar claras las zonas afectadas lo que puede dar lugar a distintas formas de aplicación. También pronostican conflictos y riesgo de sobre explotación en otras zonas del Atlántico, pues muchos barcos se verán obligados a desplazarse de sus actuales caladeros a otros en los que pugnarán por los recursos existentes con barcos ya asentados allí. Finalmente, se desconoce si hay previsiones para ayudar a los barcos que tengan que cesar su actividad a causa de esta decisión. Algunos estados y organizaciones profesionales pesqueras anuncian ya recursos contra este reglamento de ejecución.
Apoyada en estos datos y precedentes he solicitado esta mañana al comisario europeo de pesca que elimine las restricciones adoptadas sobre estas 81 zonas del Atlántico en las que faenan centenares de embarcaciones europeas dedicadas a distintas artes de pesca de fondo como el arrastre o el palangre. En mi opinión esta decisión se basa más en prejuicios contra el sector pesquero que en estudios de impacto o datos científicos actualizados. Por eso he animado al equipo de Virjinijus Sinkevicius a escuchar a un sector que merece más palabras de apoyo por su esfuerzo para conservar los recursos marinos que imposiciones como esta decisión que podría abocar a tantos barcos al desguace.
Siempre que me enfrento a discursos y decisiones, como esta, en las que parece que la sospecha sobre los profesionales de la pesca es más potente que los datos que dan cuenta de sus actividades o la innovación que aplican a las mismas para avanzar en sostenibilidad evoco mi condición de miembro de una familia de pescadores. Aurelio, mi padre tiene 91 años, Hilaria, mi madre, 90. Fui a la universidad gracias a su esfuerzo, al riesgo que corrió durante décadas él embarcado en un cascarón, pescando. A la constancia de m i madre cosiendo redes. Aurelio es el mayor partidario de la sostenibilidad. Padeció los efectos de la sobrepesca y ama el mar.
Por eso he animado al comisario a patear puertos y lonjas, empresas transformadoras…Vaticino que encontrarán mucha gente como el viejo Aurelio. Palangreros que no entienden por qué eliminan, con esta decisión sobre la pesca de fondo, una forma de pesca sostenible. Hablarán con profesionales angustiados porque, o desguazan su barco o cambian de zona de pesca. Convertirán así en miseria las cuotas que tendrán que compartir con los que trabajan allí si resuelven el reparto sin conflicto.
El comisario y su equipo que en este recorrido toparán con pescadores preocupados por la confusión que crea una norma cuyo alcance no era claro ni para ellos. Otros les dirán que no entienden por qué impiden pescar a barcos europeos, sometidos a un férreo control y normas muy estrictas, mientras se importan producciones menos sostenibles. Por eso estas decisiones hay que tomarlas tras hacer un estudio de impacto que considere todas estas cuestiones y sobre datos científicos actualizados. Por eso, les he insistido en que den marcha atrás.
Muchos sospechamos que en este tipo de decisiones pesan más los prejuicios que los datos. Por eso les he pedido a los autores del desaguisado a que hablen, conozcan, escuchen, visiten… a que apliquen el método de la proximidad. Comprobarán que el sector que parecen empeñados en perseguir prefiere seguir trabajando antes que cobrar una ayuda por cese de actividad. Y eso les obliga a trabajar de manera sostenible. Son los primeros interesados. Por eso merecen más palabras de apoyo por su esfuerzo para conservar los recursos marinos que imposiciones como esta decisión que podría abocar a tantos barcos al desguace.
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