MAS COORDINACION PARA PRIORIZAR MEJOR LAS INVESTIGACIONES POR DESAPARICION

| 18 octubre 2022 | Responder

Esta noche he participado en un debate en el que hemos revisado el protocolo europeo que se aplica en casos de desaparición. El tema llegó al orden del día de la sesión gracias a una pregunta oral que promoví junto a mi colega en el grupo Renew Europe, la eurodiputada belga Hilde Vautmans. Aquí el resumen que, al final del debate hizo la comisaria Ylva Johansson:

 

Esta iniciativa respondía a las inquietudes de varias organizaciones que trabajan en el campo de la desaparición de personas. Cada año se denuncian 300.000 desapariciones en la UE. Nuestro objetivo, sumándonos a organizaciones como “Missing children” o “Amber Alert” es mejorar la respuesta de las autoridades frente a este fenómeno, particularmente peligroso para los niños.

Esta no era una actividad aislada o caprichosa. En estas legislaturas he impulsado varias iniciativas para mejorar la coordinación de las policías europeas en estos casos. La tarea comenzó a raíz de la desaparición en Amberes en octubre de 2013 de Hodei Egiluz. Este joven, natural de Galdakao, sufrió un atraco antes de desaparecer, tal y como aclararon las investigaciones posteriores. Unos operarios que efectuaban una obra encontraron su cadáver  casi tres años después, el 20 de febrero de 2016 en el río Escalda que atraviesa la ciudad flamenca.

Durante los más de 30 meses que sus padres Pablo Y Koro recorrieron insistente y tenazmente Bélgica, Holanda y Luxemburgo en busca de su hijo, sin perder jamás la esperanza aprendí muchísimo sobre lo que vive una familia afectada por un suceso de este tipo. En primer lugar está el choque con la terrible realidad. Después la incertidumbre que alimenta cualquier esperanza, por mínima que sea, de encontrar al ser querido que desaparece. Luego las complicaciones legales, porque una desaparición coloca a la persona que la padece y su condición administrativa y económica en un limbo que puede prolongarse años. Y la búsqueda, el vacío…

Por eso y a raíz de la intensa relación que mantuvimos con Koro y Pablo y animada por su entusiasmo, formamos un grupo de trabajo de varios eurodiputados y organizamos unas jornadas en Bruselas de las que salieron varias propuestas para mejorar la respuesta de las autoridades al fenómeno de las desapariciones. Este trabajo me valió el reconocimiento de la asociación “QSD GLobal” que premió esta trayectoria el año 2016

 Esta noche, hemos vuelto a hablar de este tema porque la casuística, en Europa es mucha y variada. Y porque fenómenos como la invasión de Ucrania hacen que crezca la actividad de las mafias que se dedican al tráfico de personas. Consecuentemente, se incrementa el riesgo de que cualquier desaparición esté relacionada con sus actividades o que abran nuevos campos de actividad.

Por eso, mi propuesta esta noche en Estrasburgo se ha centrado en enriquecer la evaluación de riesgos para la vida o daños graves que activa actualmente el protocolo europeo de investigación en casos de desaparición de personas. He apostado por mejorar el intercambio de datos sobre estos casos, implicar en este proceso a todas las instancias que pueden aportarlos y extremar el celo en casos de desaparición de menores por su extrema vulnerabilidad.

Tras recordar que el riesgo de que se produzcan graves violaciones de derechos o se ponga en peligro la integridad de las personas desaparecidas crece cuanto más dura una desaparición he insistido en que la investigación inmediata es clave. Ahora, las autoridades policiales intervienen en fase temprana cuando hay indicios de que una desaparición tiene relación con un acto delictivo. Sin embargo, la mayor parte de las desapariciones, en principio, no presentan esta característica o al menos las primeras investigaciones no acaban de encontrar un vínculo claro Pero ese hecho no elimina el peligro.

Por eso recogiendo las aportaciones de la Fundación Amber Alert Europa, que aborda esta laguna en su propuesta de un Enfoque Común Europeo para mejorar la prevención e investigación de desapariciones he hecho varias propuestas. La primera es enriquecer el actual análisis de riesgos, considerando más datos y coordinando mejor el intercambio entre todos los servicios que puedan proporcionarlos. Se trata de realizar un triaje que considere el entorno, las circunstancias y las condiciones que pueden incrementar el riesgo y utilizar más y nuevos indicadores y datos para evaluar.

Esta práctica, que debe centrarse en coordinar esfuerzos con todas las instancias, no estrictamente policiales que pueden aportar datos y conocimiento, permitirá evaluar más y nuevos factores y priorizar mejor. Finalmente he pedido que esta cooperación sea más intensa en desapariciones de menores y en casos que se produzcan en zonas transfronterizas.

 

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