RECORDANDO AL AITAMARI EN ESTRASBURGO Y APOSTANDO POR LA APORTACION LOCAL Y REGIONAL A LA POLITICA DE ASILO
Esta tarde he tenido oportunidad de seguir poniendo en marcha y defendiendo medidas que llevamos en nuestro programa en torno a cuestiones candentes en la actualidad europea. En concreto he participado en un debate sobre los rescates en el Mediterráneo que se produce tras acontecimientos como la detención de la capitana Carola Rackete por entrar a puerto con cuarenta personas rescatadas en el mar sin permiso de las autoridades italianas.
En nuestro programa electoral recordamos que “los conflictos, la inestabilidad política, la pobreza y las repercusiones del cambio climático en algunas zonas del mundo han originado un movimiento de personas sin precedentes en la historia. Europa necesita arbitrar una respuesta compartida a este desafío. Una respuesta basada en sus valores tradicionales, en el cumplimiento de la legislación internacional de asilo y en una apuesta inteligente por convertir esta situación en una oportunidad para un continente envejecido y con amplias zonas amenazadas por la despoblación. Apostamos por una política común de asilo que ponga en marcha un sistema de visados humanitarios, promueva los corredores humanitarios y enfrente las mafias de tráfico de personas desde la prevención de estas prácticas y la represión de sus miembros”.
Para hacer realidad esos principios, defendemos como primera medida “Políticas de reasentamiento en la Unión de personas necesitadas de protección internacional, con especial atención a los menores no acompañados. Y justo después de ello apostamos por la integración de las regiones y autoridades locales en la determinación de las políticas de integración y acogida. Los servicios que reciben los “nuevos europeos” se prestan generalmente desde estos niveles institucionales. Es en este ámbito donde se produce y gestiona la integración. Por eso deben completarse con esta visión decisiones que no pueden tomar en solitario los responsables de la gestión de visados y control de fronteras.
Por eso para empezar he mostrado mi apoyo al atunero reconvertido en barco de rescate “Aita Mari” y he lamentado que se trate de presentar como delincuentes a personas que salvan vidas en el Mediterráneo. Pero igualmente ha insistido en que humanizar la política europea de inmigración pasa por que ciudades y regiones, las que realmente atienden a los refugiados, las que gestionan los espacios en que se produce su integración se integren definitivamente en las mesas que toman decisiones en este campo.
Hoy por la mañana la presidencia finlandesa ha presentado su programa de prioridades. Entre ellas figura la defensa del estado de derecho. Un buen tema para demostrarlo es poner en su sitio a los muchos estados y gobiernos que están incumpliendo la legislación internacional de asilo y la marítima ante la tragedia del Mediterráneo.
Encajan en esta actitud dificultar rescates, o bloquear iniciativas como la del Aita Mari, el atunero reconvertido en barco de rescate. Una iniciativa que ha unido a ciudadanos vascos y andaluces. Que demuestra que la ciudadanía europea es solidaria. Una iniciativa que demuestra que, a pie de calle hay una ciudadanía mucho más acogedora que la que reflejan las políticas de inmigración de los estados miembros.
Estas y otras realidades aconsejan que las instituciones locales y regionales, las más próximas a las personas, las que realmente acogen y atienden, puedan aportar esa experiencia a quienes convierten a las personas en números. A quienes tratan a los rescatadores como delincuentes”. La aportación local y regional en esta materia es un soplo de aire fresco. Espero que así propuestas como la vasca Share, (que plantea un criterio objetivo para repartir cuotas de refugiados entre los estados miembros) lleguen a las mesas del Consejo. Esta idea queda reflejada también en nuestro programa apostando por la determinación de un sistema para compartir la responsabilidad de la acogida sobre la base de los ingresos fiscales, población y desempleo de cada ámbito territorial, acompañada por una política de sanciones efectivas para quienes incumplan sus obligaciones.
Desde luego y a efectos de valores es una buena noticia que Ursula Von der Leyen, que asiló en su casa a un refugiado sirio, dé testimonio, como presidenta de la Comisión, de valores que deberían unirnos a todos. Vamos a seguir por esta vía. Otra de nuestras propuestas es articular con la cofinanciación con los estados miembros un plan de repoblación de zonas europeas despobladas que contribuya a revitalizarlas, fomente el mestizaje y la convivencia intercultural, impulse la aparición de empleos verdes vinculados a la reforestación, el cuidado del medio, las producciones agrarias sostenibles y de calidad y la prestación de servicios de alto valor añadido. Y, por supuesto un sistema común y compartido de control de las fronteras exteriores de la Unión para combinar esta política de acogida con una gestión ordenada de los movimientos de personas.
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El exilio siempre es un drama, hasta cuando es la escapatoria para librarse de algo peor e irreparable.
Aquel PNV de los años 30 venía a representar, entones, a una porción de aquella ciudadanía vasca, no a toda, ni a su mayoría, por más que hoy, este PNV, se empecine en hablar de aquellos años como si fueran «los indispensables» para representarlos a todos. No era cierto entonces y no conviene que pase por cierto ahora.
Aquel Aguirre, «lehendakari provisional», y los suyos (milicias armadas incluidas) juzgaron con los Gobiernos de la Segunda República, arrancándole de facto lo que no podían de iure. Y así fue el desarrollo de la guerra civil en esa parte del Norte. No bastaba, ni mucho menos, con un Aguirre tomando en mano la Consejeria de Defensa, ni bastaban los batallones de «gustaría» jugándoselo el pellejo cuando «su mando político» lo ordenaba, no bastaba nada de eso para oponerse con éxito a los sublevados y a sus aliados.
Cayó Irún, cayó San Sebastián, cayó Bilbso y llegó el episodio de Santoña.
El heroísmo y el coraje de los combatientes nacionalistas no bastaba para enmendar la torpeza de su dirección política, ni para contrariestar la mayor capacidad militar de los sublevados y de sus aliados.
La propaganda de partido no basto’ entonces, ni debiera bastardized ahora, para reescribir la historia al marten de los hechos acreditados.
En ello estamos.
Salud y saludos.