50 VECES POR SEGUNDO, EL RECORD DE RAMONDÍN

El equipo directivo de Ramondín el viernes en la sede de la firma en Laguardia

El equipo directivo de Ramondín el viernes en la sede de la firma en Laguardia

En los últimos meses uno de los objetivos que me he propuesto es explorar como perciben nuestras empresas más internacionalizadas la actual coyuntura, como observan la crisis, como la han enfrentado y qué esperan de algunos de los debates de más calado que afrontamos en estos años en Bruselas, por ejemplo el acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos conocido por sus siglas en Inglés TTIP. En ese recorrido hay momentos en que te emocionas, porque conoces experiencias, esfuerzos y actitudes que coinciden en iniciativas con éxito. Ese es el caso de la empresa Ramondín, que se dedica a fabricar las cápsulas metálicas que sellan las botellas que quieren presentar su producto al cliente con garantía y elegancia. Este fin de semana estuve visitando sus instalaciones. La firma acaba de cumplir 120 años.

50 cápsulas por segundo como estas se abren en el mundo

50 cápsulas por segundo como estas se abren en el mundo

Para entender la dimensión del trabajo que desempeñan algunas e las cifras que les definen son extraordinariamente significativas. Cada segundo se abren en el mundo cincuenta botellas que llevan una cápsula de las 1.500 millones de unidades que anualmente fabrica Ramondín. Una empresa que ha superado estos años de crisis creando un empleo neto de 160 puestos de trabajo. La clave ha estado en pactos entre trabajadores y empresa para mantener el empleo cuando vinieron peor dadas, cinco años de no cobrar dividendos, una ampliación de capital en plena crisis y todos los recursos así obtenidos dedicados a poner en marcha proyectos a largo plazo, reforzar la presencia internacional y añadir a la cadena de valor nuevos productos y prestaciones que han sido recompensados por la fidelidad y crecimiento de clientes y mercado. En definitiva saber no ponerse nervioso.

El proceso de fabricación de estas cápsulas es complejo, de tal modo que en la misma fábrica se reúnen pericias y procesos industriales de varios sectores. Para hacer, por ejemplo las cápsulas de estaño Ramondin ha construido un tren de laminación que produce las bandas que necesita en las condiciones de medida y aleación que van bien a su producto. Una especie de miniatura de los gigantes que vemos en la industria siderúrgica laminando acero. Todo el proceso, la tecnología de este mini tren de laminación es propia. Los veinte metros lineales en los que se va ejecutando este proceso son todo un tratado de ingenio metalúrgico.

Esas láminas necesitan asumir, antes de convertirse en las cápsulas que protegen, por ejemplo el corcho de una botella de vino, la marca de la bodega que ls va a utilizar. Por eso Ramondín cuenta con otra sección de expertos en artes gráficas y un rotativa también miniaturizada de tecnología y fabricación propia. Porque por sus rodillos no circula papel, sino láminas de estaño y porque sus tiradas se producen a una velocidad y con un número de ejemplares insólitos para la industria tradicional de ese sector. Tan pronto pueden estar imprimiendo la cápsula del producto estrella de una gran bodega como atendiendo las necesidades de 50.000 botellas de un viticultor que acaba de colocar un vino de autor para un evento especial y requiere una etiqueta específica que tiene que tener su correlato en la cápsula que culmina la botella. Esa capacidad para atender personalmente las necesidades de todo tipo de clientes permiten que algunas facturas emitidas por esta firma tengan como destinatarios a personajes de la talla de Francis Ford Coppola, Antonio Banderas o Joan Manuel Serrat.

Las tiras impresas luego se mecanizan también con un grado de personalización por medidas y acabados, que requiere unas máquinas extremadamente precisas y flexibles que ha habido que fabricar, allí mismo.Una sección de electrónica y otra de ingeniería, capaces de diseñar y fabricar automatismos y servos a la medida de tan peculiares necesidades, de diseñar, de entendérselas con la resistencia de un material tan especial como el estaño, se ocupan de revisar constantemente las necesidades e ir adaptando las máquinas para fabricar y colocar nuevos productos en el mercado.

El éxito de Ramondín, una empresa cuyo perfil accionarial la incluye de pleno en el grupo de empresas familiares, depende pues de la innovacion, del conocimiento y or suesto de la internacionalización. Su santo y seña es competir por calidad del producto no por precio y han conseguido de ese modo ser referente mundial en su sector. Así, el grupo que tiene cuatro plantas, tres en el extranjero Tossé (Francia) Mendoza (Argentina) y Napa (U.S.A)y la central en Laguardia, da empleo a 650 empleados de los que 456 están en Euskadi. Casi la otra mitad fuera. El 78% de sus ventas son exportación directa.

Todos este esfuerzo se corresponde además con una política de responsabilidad corporativa reconocida a nivel estatal e internacional, con una política de empleo para personas con discapacidad y unas prácticas responsables que alcanzan incluso a la trazabilidad de las materias primas, especialmente el estaño con el que fabrican sus cápsulas destinado a no adquirir un solo gramo procedente de minas en las que se produzcan casos de explotación laboral o mala gestión ambiental.

Empresas como esta no solo no tienen miedo sino que esperan mucho de unas relaciones comerciales más abiertas entre Europa y os estados unidos, un mercado que plantea muchas dificultades administrativas y de todo tipo a la inversión y venta de productos europeos en su territorio. Igualmente esperan más de las autoridades europeas en cuanto a la definitiva unificación del mercado en el propio continente. Algunas disposiciones sobre a fiscalidad de las bebidas alcohólicas vigentes en Austria o Francia tienen una directa repercusión en su negocio.

Concluida la visita una sale con algunos deberes que hacer pero sobre todo confortada y llena de optimismo y gratitud. Confortada porque comprueba que los números que como pais definen a Euskadi se basan en este tipo de emprendedores. Fabricarse un tren de laminación porque nadie está dispuesto a producir el estaño e las condiciones de fabricación que necesitas habla con elocuencia de la fuerza de la voluntad el ingenio y el conocimiento que han permitido a este increíble equipo humano estar en el topo de su sector a nivel mundial. Optimista porque con estos mimbres se puede llegar lejos. Son los que encuentro en cada experiencia e éxito. Llena de gratitud porque comprueba que los valores que caracterizan a estos equipos forman parte de lo que me gustaría que moviese el mundo. Mantenerlos no es fácil en un contexto tan, vamos a dejarlo en complejo. Un mundo en el que algunos quieren poner de moda otra forma de hacer y otros o saben distinguir entre galgos y podencos. Por eso salí de allí felicitando a personas y equipos capaces de resistir el vendaval.

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Comentarios (1)

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  1. Muy buen post,
    gracias

    Nicolás

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