MANUAL PARA CONSEGUIR UN PROGRAMA PEACE PARA EUSKADI

Ayer tuvimos un debate muy interesante en el parlamento Europeo sobre el proceso de paz en Irlanda del norte. Los partidos con representación en aquel territorio elaboraron y pactaron una resolución mediante la que el Parlamento Europeo ha querido esta tarde renovar la apuesta de las instituciones comunitarias a favor del proceso de paz y el programa PEACE. Nosotros hemos terciado en el debate el debate para considerar muy valiosa esta experiencia y hemos pedido el mismo grado de implicación europeo para el proceso vasco de paz. Creemos muy interesante aprovechar la experencia irlandesa en materia de reconciliación o de activismo cívico entre la juventud para prevenir la violencia o de tratamiento de la memoria y la verdad.  Porque cuando hablamos de un programa PEACE para Euskadi estamos hablando de estas cosas, para nada estamos pidiendo impunidad ni nada que se le parezca.Lo que si sabemos desde ayer es en dónde mueren nuestros intentos por conseguirlo, por qué se cortocircuitan nuestras peticiones en ese sentido.  Lo que si sabemos ahora es quién no quiere que se produzca esta implicación. Y desde luego no es Europa. Ya habéis oido en el vídeo las palabras bien claritas de la Comisaria Cretu. Nosotros que según todos los indicios somos parte del estado afectado y más concretamente territorio fundamentalmente afectado por el problema ya lo hemos hecho. No sabemos por qué no se quiere aprovechar el impulso político, técnico, económico,  diplomático y de todo orden que esta implicación ofrecería a nuestro proceso. Yo creo que vendría bien y como veréis luego no soy la única.

Nuestro grupo ha tenido un papel muy importante en esta resolución. Marian Harkin y Catherine Bearder, ambas británicas han sido piezas clave para engrasar la maquinaria del acuerdo que ha conducido a la aprobación de esta resolución. Escuchándolas se entiende bien porqué nosotros queremos también un programa PEACE para Euskadi. Ellos van adquiriendo experiencia en temas relacionados con la reconciliación y la prevención del extremismo, que como veremos luego es el factor clave para desencadenar un proceso violento. En el caso irlandés además la exclusión social ha sido caldo de cultivo de este horrible enfrentamiento que la UE, recordando los valores de sus padres fundadores trata de cerrar de la mejor manera posible. Todos los intervinientes consideran la intervención europea muy importante para avanzar en la solución.  Estas son las intervenciones de nuestras dos diputadas, Marian harkin y Catherine Bearder:

Por supuesto que ayer apóyé y hoy he votado a favor de esta resolución porque creo en la verdad, la justicia, la reparación, el respeto a los derechos fundamentales de todos y el dialogo y la reconciliación para resolver los conflictos violentos. Desde el PNV consideramos además que la implicación de la administración comunitaria en este proceso ha sido muy positiva. Es coherente con los valores fundacionales de nuestra Unión y reconoce que un foco de inestabilidad en el corazón de Europa nunca es un problema interno de un estado miembro, sino una oportunidad para que la solidaridad y la cooperación entre todos nosotros ayude a resolverlo.

Por eso ayer puse en valor ante el pleno del Parlamento Europeo las reuniones mantenidas por el lehendakari Iñigo Urkullu con los gestores del programa PEACE para conseguir que la experiencia adquirida en Irlanda nos ayude también a cerrar definitivamente en Euskadi la triste y muy negativa etapa de violencia que hemos padecido. Por ello ha insistido además ante el pleno del Parlamento Europeo para que las instituciones europeas que tengan con Euskadi el mismo grado de interés, atención e implicación que en Irlanda. No fue la única. En la misma dirección se expresaron los diputados   Ramón Jauregui y Josu Juaristi. Aquí podéis ver sus intervenciones:

La respuesta que ofreció la comisaria Cretu a estas peticiones parece haber sido el detonante del movimiento realizado esta mañana por algunos eurodiputados españoles temerosos de que se produjese cualquier tipo de equiparación entre Irlanda y Euskadi. Se han quedado solos en su intento de llevar a votación una enmienda en la que se  pedía que la resolución incluyese explícitamente la exclusión de “toda política de impunidad”, algo que no está en cuestión ni en el proceso irlandés ni en el nuestro. De hecho una de las intervinientes irlandesas en el debate de ayer  Martina Anderson suma entre dos estancias en prisión cerca de veinte años de cárcel por haber militado en el IRA. Es interesante escucharla.

Supongo que Martina Anderson  no habrá acabado de entender la enmienda presentada esta mañana a toda velocidad por los nervios que ocasionó ayer entre algunos eurodiputados españoles la claridad de la Comisaria Cretu. Porque si establecemos un termómetro de impunidad, los casi  veinte años de prisión de Anderson son unos pocos más que los cumplidos en conjunto por el general Enrique Rodríguez Galindo o Julen Elgorriaga condenados por gravísimos delitos y protagonistas de una meteórica reinserción. Y ello pese a que no me suena ni recuerdo haberles escuchado nunca ni arrepentirse del daño causado, ni pedir perdón a sus víctimas. Igual que Rafael Vera o José Barrionuevo que ingresaron en prisión arropados por la actual líder del partido que hoy presentaba esta enmienda. También Vera y Barrionuevo pese a ser objeto de graves condenas hoy están en libertad sin que se haya oído jamás a los proponentes de la enmienda considerar tales hechos, este ejemplar funcionamiento del principio de reinserción en al menos una parte del sistema penal español, una execrable violación de los principios de verdad, reparación, justicia y reconciliación o una manifestación de impunidad. Puede que me equivoque. Puede que algunos de estos partidos hayan clamado contra estos hechos y no me haya enterado.  Pero desde luego no recuerdo ni cuándo, ni dónde han lanzado a los cuatro vientos una solicitud creíble de reingreso en prisión de todas estas personas sobre cuyo derecho a la reinserción, dicho sea de paso, no albergo yo duda alguna.   Tampoco sobre los deseos de paz y buena voluntad de quienes optaron por acompañar a estos caballeros hasta la puerta de la prisión. Todos tenemos derecho a equivocarnos.

Le memoria y la verdad, la justicia, la reparación son principios válidos y aplicables a todas las víctimas y a todos los victimarios. Por eso mismo la experiencia adquirida en cualquier lugar para curar las heridas que genera la violencia es valiosa. El diputado Gonzalez pons del PP recordaba ayer que los dos bandos enfrentados en Irlanda mataban en nombre de distintas naciones y religiones sin que ser pro británico, pro irlandés, anglicano o católico se considere criminógeno en ningun lugar del mundo. Lo criminógeno es, y se sabe desde hace mucho tiempo, el fanatismo. Todo el que sepa algo sobre como curar esa enfermedad es interesante para nosotros. Y quienes han trabajado en torno al conflicto irlandés saben mucho sobre como tratar el fanatismo.

Desde luego memoria, verdad, justicia y reconciliación, principios incompatibles con la impunidad son buenas herramientas contra el fanatismo porque nos colocan a todos delante del espejo y nos ayudan a ponernos en el papel del otro. Porque son el único camino eficaz para la recomposición de la convivencia. Para exigirlos en una dirección hay que saber ofrecerlos en otra. Mal momento también para que el PP se rebelase hoy contra una impunidad que aquí nadie defiende. Ayer mismo anunciaban que no acatarán la orden de busca y captura internacional emitida por la juez María Servini contra los responsables de las matanzas del tres de marzo en Vitoria. Estamos hablando de una orden de detención por un crimen contra la humanidad de esos, que según el derecho internacional no prescriben ni pueden solventarse al amparo de leyes nacionales de silencio o punto final. Quizá por todas estas razones la enmienda contra cuyo contenido nada tengo, cuyo contenido de hecho comparto,  si quiera se ha admitido a votación por decisión de la inmensa mayoría de la cámara. Hasta el PP europeo ha apoyado la resolución irlandesa.

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Comentarios (2)

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  1. Io dice:

    Irlanda del Note ha sufrido de modo muy severo una cuasi guerra civil a cuenta de muy graves tensiones nacionalistas. Todo ello ha generado, durante décadas, destrucción, muertes y miles de otras víctimas.

    Que el Parlamento Europeo se presté a dar un aval legitimador a un documento relativo «a la paz» , sin referirse a las víctimas de esos graves conflictos, me parece una pésima actuación por parte de la eurocamara. Afortunadamente, muchos de los eurodiputados españoles se han negado a afrentar a las víctimas apoyando ese documento.

  2. Satanasico dice:

    El ciudadano Lo afirma:

    «Irlanda del Note ha sufrido de modo muy severo una cuasi guerra civil a cuenta de muy graves tensiones nacionalistas.»

    Y yerra: No han sido «tensiones nacionalistas» las que han causado dichas calamidades, sino la invasion de Irlanda por parte de los britanicos, su posterior colonizacion y el apartheid – cuando no genocidio – al que sometieron a la poblacion nativa.

    El ciudadano Lo continua:

    «Todo ello ha generado, durante décadas, destrucción, muertes y miles de otras víctimas.»

    Y yerra: No ha sido durante decadas, sino durante siglos.

    El ciudadano Lo considera «una pesima actuacion por parte de la Eurocamara» avalar un documento que no «se refiere a las victimas de esos graves conflictos», y hay quienes pensamos que pueden existir documentos plenamente validos y positivos que no tienen por que repetir el termino «victimas» cada linea para justificar los miedos del nacionalismo espanol para con sus propios demonios y origen antidemocratico.

    El ciudadano Lo finalmente considera afortunado que «muchos de los eurodiputados espanoles» se hayan «negado a afrentar a las víctimas apoyando ese documento», y si por «muchos de los eurodiputados espanoles» se refiere a los eurodiputados del PP, UpyD y Ciudadanos, entonces le considero basicamente ciego ante la prueba evidente de al cerrazon del nacionalismo identitario espanol, aparte de conceptualmente (h)errado.

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