LECCIONES EN ISRAEL, NIGERIA E IRAQ

Ayer y hoy he tenido la ocasión de trabajar en el pleno del Parlamento Europeo sobre tres tragedias humanitarias de distinto signo. Ayer y hoy he podido cumplir con el compromiso que planteamos en nuestra campaña electoral. «Más Euskadi para otra Europa» significa, además de ocuparse de los temas próximos como habéis visto con el asunto de la garantía Juvenil, por animar a una acción conjunta y más contundente de Europa en cuestiones de política exterior en las que están comprometidos valores y principios democráticos. Y eso he hecho ayer y hoy trabajando sobre los conflictos que se viven en estas semanas en Palestina, Iraq y Nigeria.

La primera es la indecente actuación israelí en Gaza. El sionismo considera que bombardear con la más alta tecnología a una población recluida en lo que es la cárcel más grande del mundo es la justa respuesta al inhumano asesinato que una facción violenta palestina cometió asesinando a tres jóvenes israelíes. Si el “ojo por ojo diente por diente” ya parece salvaje en el mundo civilizado la desproporción en la venganza que vemos cada día es sencillamente insoportable. Por eso he votado para endurecer la condena que hoy el Parlamento Europeo ha realizado desde esta vergüenza. Porque Israel está incumpliendo todos los principios de la legislación internacional y su “respuesta” es del todo injustificable. Predica además unos valores corrosivos para el mundo. Primero la idea de que la venganza es legítima. Y segundo que basta con ser poderosos o tener amigos para que además no tenga reproche alguno. Malas lecciones.

Durante la campaña electoral promoví un acto conjnunto con los candidatos en favor de las niñas nigesrianas secuestradas

Durante la campaña electoral promoví un acto conjnunto con los candidatos en favor de las niñas nigesrianas secuestradas

Pero es que también hemos analizado otros dos problemas. El follón que se vive en Iraq y el menos recordado pero no por ello menos brutal que marca la cotidianeidad en el país más rico de África, Nigeria, cuyo principal magnate Aliko Dangote acumula, según Forbes, una fortuna de 18.000 millones de euros. Hoy en el pleno me he sumado a la condena del secuestro de la escuela de Chibok y he repudiado la violencia de Boko Haram, su fundamentalismo y los crímenes y la guerra larvada que se vive en el norte de Nigeria. Como no. Pero mi reflexión va más allá. Nigeria es desde 2013 el país más rico de África. Su producto interior bruto supera ya al de Sudáfrica. No solo vive del petróleo. Tiene una floreciente industria cultural y de telecomunicaciones. Pero el 60% de la población vive con poco más de un dólar al día. Pensemos en la desesperación que eso produce y en el caldo de cultivo que proporciona a todo tipo de extremismos. Hay que combatir la inhumanidad de Boko Haram, sin duda. Llevamos haciéndolo desde que ocurrió el suceso. De hecho yo misma propuse que en el primer debate que tuvimos en ETB durante la campaña electoral nos sumásemos a la campaña internacional de solidaridad “Bring back our girls” de la que se reía la semana pasada el lider de esta organización terrorista en youtube.

Pero también es inhumano, inasumible, que un país tan rico merezca el puesto 153 en el índice de desarrollo humano de la ONU.  La corrupción institucional y el reparto injusto y desigual de la riqueza también necesitan una condena y soluciones, porque también matan y propician que demasiada gente no tenga nada que perder. Si quiera la propia vida.

 

 

Finalmente ayer me animé a hacer una reflexión parecida sobre el conflicto de Iraqque nos enseña que algunos conceptos aquí tan valorados como la “integridad territorial” de los estados no son solo palabras vacías, son un sarcasmo que coloca los territorios por encima de las personas que los habitan.

En Iraq hay para empezar, un problema profundo de justicia social y de libertades que arruina las expectativas vitales de la mayor parte de las y los iraquíes. Iraq es hoy una fábrica de desesperación que permite que florezcan todo tipo de extremismos. Los intereses económicos y estratégicos que se concentran en la zona hacen el resto: convierten la región en un polvorín.

Los asesinatos sectarios, los atentados, los combates, permiten presentar esta crisis como una simple cuestión militar y de seguridad, pero es mucho más. Solo aplicando soluciones integrales que aborden la raíz del problema habrá soluciones. La libertad, el desarrollo, la igualdad, los derechos básicos de las personas son lo más importante. La integridad de los estados, especialmente cuando estos no ofrecen esas respuestas a su ciudadanía son palabras vacías.

Por eso coincido con la necesidad de promover y apoyar una solución integral, política, social y económica, al problema de Iraq. Y defiendo que en ese contexto preocuparse por el referéndum del Kurdistan es valorar más los territorios que las personas que los habitan. La violencia, la ausencia de libertades, desarrollo, oportunidades y la negación de la diversidad no hacen precisamente atractiva la libre adhesión de ciudadanos al estado de Iraq. Afortunadamente ayer los cinco grupos coincidieron en que el referéndum en el Kurdistan puede ser parte de la solución. 

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