EUSKADI, EJEMPLO EUROPEO DE POLITICA INDUSTRIAL REGIONAL

Esta noche hemos tenido un debate muy interesante sobre el papel de las regiones en el desarrollo económico de la Unión europea. Se trataba de un informe de iniciativa de los que adelantan a la Comisión Europea la posición del parlamento europeo en temas determinados. Y he tenido la satisfacción de comprobar que una vez más Euskadi ha sido citada como ejemplo de buenas prácticas en esta materia y sirve de excusa, con otras regiones europeas para poner en marcha un debate imparable. Os dejo por aquí un interesante informe sobre la materia publicado por el propio Parlamento Europeo y os recomiendo la lectura del mismo y del informe. A medida que vayáis leyendo veréis perfectamente retratadas las medidas básicas que nos han permitido llegar desde el 70% de la renta media europea que teníamos en 1980 al 130 de hoy.

Este informe lanza un debate imprescindible. En Europa, hasta ahora se miraba más quién proponía una iniciativa o con quién se establecía un acuerdo que la propia materia de la que se estaba hablando. A partir de ahora se va a tener más en cuenta qué ha hecho cada uno, la mejor tarjeta de presentación que si es exactamente un estado. Y con eso vamos a salir ganando.

La música nos suena. El tratado de Lisboa no incluyó en su articulado sistemas de supervisión financiera y gobernanza económica para la zona euro por la oposición de los estados. Era ceder demasiada soberanía. En aquella coyuntura, sin embargo, ya se sabía que algunos estados mentían en sus contabilidades tenían un modelo de desarrollo insostenible y un crecimiento de cartón piedra y graves problemas en sus aparatos financieros.

La crisis nos ha obligado a ponerlos en marcha, porque no es razonable que una zona con moneda única se vea expuesta a semejantes riesgos sin herramientas de control. Hoy las opiniones publicadas más potentes, esclavas aún del viejo orden en ésta y tantas otras cosas, se desgañitan con su discurso antieuropeista para tapar sus vergüenzas y tratar, una vez más de engañar a sus ciudadanías. Por citar el caso próximo de España, aquí se callan recordar la cuantía de los muchos fondos que han recibido desde Europa, la ineficiente gestión de muchos de ellos, la catastrófica orientación de la política económica que basó el crecimiento en un movimiento puramente especulativo y hasta las ausencias por no decir delitos cometidos por el supervisor del sistema financiero.

Por las mismas razones, el Tratado introdujo una tímida referencia a los poderes locales y regionales muy alejada de lo que son y merecen. Apenas el derecho a intentar en ocho semanas analizar qué les parece desde la perspectiva del reparto de competencias la normativa comunitaria. Eso si, son los estados los que deciden cuando se consulta y que se devuelve hacia la Comisión.

Este informe se interna en un territorio que asusta a los estados. Recuerda que las políticas europeas y sus fondos funcionan mejor, generan más innovación, empleo y desarrollo e implican más y mejor a las personas y sus iniciativas empresariales cuando se planifican y coordinan  con municipios y regiones. En el País vasco hemos vivido esa experiencia y en el informe se cita uno de sus símbolos, la transformación de Bilbao. Es urgente, por ello, que las instituciones europeas integren que las regiones, las comunidades naturales, las unidades eficientes con identidad económica sin encaje ahora en la arquitectura institucional, lejos de ser un problema son una excelente oportunidad. Han demostrado que ayudan a generar desarrollo y construyen así Europa de abajo hacia arriba cerca de las esperanzas, necesidades, el bienestar y las iniciativas de la ciudadanía.

En esa realidad está el origen de las tensiones territoriales que vivimos. Es normal que aspiremos a ser estados si no nos ofrecen otra alternativa para participar en la vida del continente, estar en primera línea a la hora de diseñar sus políticas  y ayudar a construirlo y mejorarlo. Y me da que esta vía de las sociedades eficientes y con identidad va camino de abrirse camino para siempre.

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