LLEVANDO LAS IDEAS FEDERALISTAS DE AGIRRE A LA EUROPA DE HOY

Hoy es fiesta en Euskadi. Celebramos el ochenta aniversario de la constitución del primer Gobierno Vasco en tiempos bien difíciles. Su primer Lehendakari, José Antonio Agirre, es una figura política de talla universal. Forjador de grandes acuerdos, hombre con una profunda convicción social, fue además miembro de los Nuevos Equipos Internacionales, verdaderos precursores de la Internacional Demócrata Cristiana y claves en la configuración intelectual e institucional de la Unión Europea. Por eso, desde Bruselas y Estrasburgo reivindico constantemente su figura, nuestra trayectoria en la creación de este proyecto europeo hoy tan necesitado de personas como Agirre. Siempre he admirado y admiraré aquella estela que es tan contundente para salir al paso de los muchos mitos con que se suele contemplar nuestra trayectoria política.

Por eso me ha parecido una buena contribución contribuir hoy al homenaje al Lehendakari Agirre presentando las aportaciones, que sobre la base de su espíritu federalista planteamos al debate sobre   “posibles modificaciones y ajustes de la actual configuración institucional de la Unión Europea”, que tramitará el Parlamento Europeo en los próximos meses.

Nosotros somos, desde siempre, federalistas europeos. Por eso nuestras aportaciones a este debate siguen la estela marcada por los padres fundadores de la Unión con los que colaboraron estrechamente vascos como el lehendakari Agirre. Construir una soberanía europea obliga a revisar los viejos conceptos sobre Estado, Nación e Identidad Nacional que se manejan en los actuales estados. Los problemas globales necesitan respuestas globales. Para eso sirve la soberanía europea. Pero la ejecución de muchas de esas políticas y la promoción de la economía real se realizan más eficientemente desde niveles más próximos a la gente. Por eso los estados son pequeños para lo global y grandes y poco flexibles en lo local.

Una Unión Europea reforzada debe basarse en su actual lema de “Unidos en la diversidad” pero ese concepto debe referirse a toda la diversidad, incluida la de las naciones sin estado. Pensamos que un estado incapaz de integrar su diversidad, de resolver sus problemas nacionales, difícilmente puede sumar en Europa y defendemos un arbitraje europeo para que estos problemas no se enquisten. Para hacerlo eficaz creemos que Europa debe ayudar a que no se impidan los debates democráticos sobre estos temas y ninguna de las partes pueda imponer una solución.

Nosotros pensamos siempre que la utilidad, la eficacia, es el mejor aval para defender el proyecto europeo. Por eso hemos presentado un paquete de propuestas en las que blindar el modelo social europeo mediante un establecimiento de mínimos para sanidad o educación, algo que formaba parte por si no se recuerda, de nuestro programa electoral. De hecho así lo resumimos en su presentación. Queremos además reforzar la independencia financiera y política de las instituciones europeas, propuestas para armonizar la fiscalidad europea evitando la competencia entre todas las haciendas autónomas europeas, arbitrajes europeos y legislación vinculante para proteger los derechos de las minorías, más cohesión para la política exterior o un marco europeo para prevenir las corrupción tratan de aproximar la Europa institucional a la de la ciudadanía. Estas aportaciones suponen además revisar los actuales conceptos de Estado y Soberanía. 

Precisamente como el informe plante esta idea de fondo, la revisión de esos conceptos que son los que ralentizan hoy la construcción europea, estoy muy de acuerdo con las líneas maestras de este documento pero planteo reforzar aún más la posición de las instituciones comunitarias tanto en el ámbito de la independencia financiera (enmienda 2) como en su capacidad para prevenir degradaciones en la calidad democrática de los Estados Miembros (Enmienda 3). Igualmente denuncio el origen del descrédito de las instituciones comunitarias que atribuimos tanto a la irresponsabilidad de muchos Estados Miembros (enmienda 1), como a la falta de sensibilidad social con que las instituciones comunitarias han construido sus políticas de estabilidad presupuestaria. (Enmienda 4). Por eso una de nuestras aportaciones básicas plantea consolidar el Modelo Social europeo con un suelo mínimo común de prestaciones (Enmienda 20) y pone las bases de un sistema europeo de inteligencia (enmiendas 21, 21, 22 y 23). Las propuestas incluyen además (enmienda 27) un marco europeo de mínimos para prevenir y reprimir la corrupción, otra propuesta que, como habéis visto en el enlace anterior, hemos defendido en Estrasburgo reiteradamente y con algunos buenos resultados.

También incidimos en que la representación de los estados plurinacionales en el Parlamento Europeo debe de tener en cuenta esa característica incorporando circunscripciones que respeten esa diversidad. También abogamos por reformar el actual Comité de las Regiones para convertirlo en una verdadera cámara de representación que asegure la participación de las instituciones regionales en los procesos de decisión comunitarios (enmienda 8).  La enmienda 26 propone además ampliar los plazos del actual protocolo de subsidiariedad para que las regiones puedan hacer llegar sus posiciones a las instituciones comunitarias.

El capítulo dedicado al reconocimiento e integración de toda la diversidad europea incluye una previsión (enmienda 12) para que haya un arbitraje europeo para los conflictos territoriales no resueltos en el seno de los Estados Miembros que funcione atendiendo a los principios de la llamada “Ley de Claridad de Canadá” (no impedir, no imponer). Además plantea una solución para propiciar soluciones a casos como el de Escocia, reino británico que quiere seguir siendo parte de la Unión y ve afectada esa posición por el resultado en toda Gran Bretaña del referéndum del Brexit. En concreto (Enmienda 14) defiende que se aplique en estos casos el estatus  de “estado asociado” que ya plantea el informe y que no funcione el derecho de veto para su admisión como miembro de pleno derecho.

En el capítulo del reforzamiento de las instituciones comunitarias hay una apuesta por la independencia financiera de las instituciones comunitarias, se apuesta porque una de las fuentes para conseguirla debe ser la Tasa sobre Transacciones Financieras y se aboga por acabar con el modelo de un comisario por estado para diseñar un equipo ejecutivo más eficiente y austero. También se aboga por que en los códigos de convergencia se valore la actitud de los países a la hora de cumplir los planes directores europeos de inversión en áreas críticas como las infraestructuras y plantea los criterios que deben conducir a la armonización fiscal de la eurozona (enmiendas 10, 15, 16, 17 y 18)

En este terreno y en coherencia con lo que he venido haciendo todos estos años propongo que se tenga en cuenta la posición de todas las haciendas autónomas europeas, en referencia a los sistemas de Concierto Económico y el Convenio Navarro, tema que se aborda igualmente en la enmienda 25. Abogo, además, por aplicar a nivel europeo el principio que permite funcionar a ambos sistemas en su estado: la aplicación de un nivel de presión fiscal global efectiva idéntica en todos los estados de la unión. Igualmente nos parece imprescindible consolidar el principio de tributación en el territorio en que se obtienen los beneficios y vetar la competencia entre administraciones tributarias con toda medida que sea ajena al impulso de la economía productiva y el empleo, un asunto que también he defendido reiteradamente en la euro cámara.

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