AVANZANDO HACIA LA MEJORA DE LA SEGURIDAD LABORAL EN EL SECTOR PRIMARIO

En las jornmadas sobre salud y seguridad laboral en el sector primario con Javier Inda, Izaskun Urien, Rogelio Pozo e Iñaki Nubla.

En las jornmadas sobre salud y seguridad laboral en el sector primario con Javier Inda, Izaskun Urien, Rogelio Pozo e Iñaki Nubla.

Hoy he comenzado la mañana en Bilbao.He intervenido esta mañana en el palacio Euskalduna en un seminario organizado por OSALAN sobre la prevención y la seguridad laboral en el sector primario. Trato de resumir mi argumentación: Creo que la prevención de riesgos laborales en el sector primario necesita una normativa específica y creo que para impulsarla es bueno que este tema se incorpore como debate prioritario en la próxima reforma de la política agraria común. Creo también que para elaborarla hay que contar con los profesionales del sector y especialmente en Euskadi hay que tener en cuenta la realidad empresarial, social y económica de las pequeñas explotaciones, así como poner en valor el trabajo realizado hasta ahora en prevención por las organizaciones profesionales. Finalmente estoy convencida de que la generalización en el sector del uso de nuevas técnicas y tecnologías va a reducir el catálogo de riesgos que hay en el sector. Por si queréis ampliar datos desde squí podéis descargaros el texto completo de mi intervención.

He insistido en este tema de la PAC, porque fue la presencia en el debate sobre la reforma de la Política Pesquera Común de una preocupación intensa por la seguridad de los profesionales del sector lo que ha empujado una normativa específica al respecto. Por ello considera que la incorporación de este asunto en la próxima reforma de la Política Agraria común tendrá similares efectos.

En el caso de la agricultura el problema de la seguridad y salud laboral está quizá más oculto de lo que debiera por las propias características del sector y del tipo de trabajo que se desarrolla. Hay un enorme catálogo de riesgos, pero además un enorme catálogo también de potenciales afectados por los mismos pues muchas veces la explotación es además vivienda de la familia que la trabaja y lugar en el que reciben visitas de amigos, proveedores, servicios, etc. Además hay una gran temporalidad en el sector y mucha movilidad laboral de los trabajadores por cuenta ajena. Por eso es difícil delimitar qué son accidentes laborales y que son otro tipo de siniestros y hay bastante infradeclaración.

Esta ausencia de datos dificulta el diagnóstico y la evaluación de las políticas que se van adoptando pero según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es uno de los sectores con más fuentes de riesgo y más infradeclaración de los accidentes laborales. Entre las causas, la variada carta de riesgos, las peculiares condiciones de los trabajadores del sector o las estructuras empresariales o productivas de las explotaciones. Por estas razones es necesario, para empezar, promover una cultura de la prevención. Creo que en Euskadi debemos impulsarla aprovechando y poniendo en valor la tarea desarrollada en Euskadi por las organizaciones profesionales en este ámbito.

Creo además que la Agricultura y ganadería se preparan para una nueva revolución que viene bien descrita en un informe aprobado en el pleno de Junio por el Parlamento Europeo en el que se describe la transformación a la que se encamina el sector y que ya se percibe en muchas explotaciones vascas. El informe describe el crecimiento de la demanda de alimentos que se va a experimentar en las próximas décadas de la mano del incremento de la población mundial. La necesidad de responder a nuevos retos relacionados con la productividad y sostenibilidad en todo el mundo implica incorporar al sector primario de manera intensiva nuevas tecnologías que van a reducir el mapa de riesgos que enfrentan hoy agricultores y ganaderos en el ejercicio de su trabajo.

Por estas razones me he mostrado optimista respecto al futuro de la prevención y la seguridad en el sector pero he insistido en que, como ocurre con la igualdad, este es un asunto que interpela para empezar a cada persona que trabaja o vive en el medio rural. De su actitud depende una mejora sustancial de una situación que dista mucho de ser idílica.

He utilizado este adjetivo porque quiero acabar esta crónica como he acabado mi intervención, con una nueva reivindicación del trabajo que desarrollan agricultores y ganaderos, tan consistentemente ocultos tras el milagro de poder comprar en los supermercados casi cualquier cosa que nos apetezca para comer. Detrás de las galletas, del cómodo recurso de una bolsa de verdura congelada o el más apetecible de un buen tomate con label vasco de calidad hay miles de años de evolución, un compromiso con el medio sobre el que se trabaja, mucho riesgo y estrés, sufrimiento y en las últimas décadas, en Europa, casi cien años de soledad.

Vienen nuevas exigencias, nuevos tiempos y nuevas formas de trabajar que deben responder de nuevo al reto de darnos a todos de comer. Todos vamos o van a ser muchos, tantos que la sucesión de ceros me traen a la cabeza el milagro de las bodas de Caná. Vamos hacia un mundo en el que esa multiplicación de los panes y los peces depende del cambio más rápido y profundo que va a vivir el sector en sus milenios de historia. Un proceso en el que las personas y su conocimiento van a ser protagonistas. Y en ese panorama la seguridad es más que nunca el primer valor.

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